Para controlar el hambre emocional es fundamental saber diferenciarla del hambre fisiológica. Ambas tienen características, esencialmente, distintivas. La segunda, por ejemplo, está relacionada con los mecanismos físicos determinados por el descenso en los niveles de glicemia, la presencia de glucosa y el balance energético, correlacionados con los lapsos entre cada ingesta de comida. En cambio, cuando se refiere al apetito de origen psicológico, los detonantes están vinculados al estrés, tristeza, miedo, depresión o como respuesta a recuerdos que producen en el individuo, desdicha o ansiedad.
La influencia de las emociones en la conducta alimentaria deja en evidencia el grado de conmoción somática que pueden producir las alteraciones del ánimo en una persona. En este sentido, el comedor emocional se constituye como el individuo que no tiene la capacidad para hacer frente a estados psicológicos displacenteros y usa la comida como medio de escape. El propósito no es saciarse y, generalmente, elige alimentos altos en grasa y azúcares. Afortunadamente, este trastorno es reversible. Para ello necesitas conocer qué es y las estrategias más efectivas a llevar a cabo. ¡Continúa leyendo!
Controlar el hambre emocional: lo que debes hacer para lograrlo
Para lograr controlar el hambre emocional, primero debes ejercer una series de acciones básicas. Reconocer que incurres en este tipo de conducta, es el punto de partida. Como su origen es psicológico, el impulso a comer lo determinan algunos estados de ánimo y no el proceso fisiológico del apetito. Por lo tanto, tienes que enfocarte en identificar las emociones o situaciones que funcionan como detonante. En estos casos, la orientación de un profesional de la salud mental es clave para desarrollar la capacidad de afrontar este tipo de alteración de manera adecuada. Asimismo, ten en cuenta las siguientes estrategias en función de alcanzar una recuperación más efectiva.
Hazte consciente del proceso a transitar para controlar el hambre emocional
Cambiar la manera en la que afrontamos las emociones negativas lleva su tiempo. Desde que aceptas que tienes un problema que afecta tu salud y tomas la decisión de mejorar, debes estar consciente de lo que estás haciendo y por qué lo haces. No solo es el compromiso con llegar a la meta, también es vivir el presente y valorar cada acción como una experiencia personal única.
Mantén al alcance alimentos saciantes
Controlar el hambre emocional no se logra de inmediato. Requiere que vayas adoptando nuevos hábitos y mecanismos para afrontar emociones, sin tener que recurrir a la ingesta descontrolada de alimentos. Los avances son paulatinos, mientras tanto, es preciso reemplazar aquellas comidas no saludables por alternativas altamente nutritivas con efecto saciante. Empieza identificando los lugares que están a tu alcance y a los que sueles recurrir cuando sientes el impulso de comer. Coloca a disposición, raciones de frutas, frutos secos, meriendas dulces hechas en casa, con ingredientes saludables. De manera que cuando aparezca este tipo de apetito, las opciones a las que tengas acceso inmediato, sean las más convenientes para tu salud.
Trabaja en tu estado físico
La forma de trabajar en el estado físico, es mediante el ejercicio. Esta estrategia no solo te ayudará a liberar tensiones y estrés, también te inducirá a ingerir más agua. El vital líquido es fundamental para la salud del cerebro. Este binomio de acciones (entrenamiento – hidratación) te permitirá mejorar la calidad del sueño y desarrollar nuevas perspectivas para afrontar tu realidad. En este sentido, no solo el estado de ánimo se verá favorecido, también la piel, los músculos y el sistema inmunológico. Esto, en el proceso para lograr controlar el hambre emocional, es la base del fortalecimiento mental.
Recurre a la meditación diaria
La meditación es una de las fórmulas más favorables para mantener el equilibrio. Independientemente de la técnica que elijas, la razón de esta práctica es mantenerte enfocado en el presente. Esta acción es esencial para que logres gestionar la calma y la paciencia. También, permite que puedas visualizarte, restar poder a los pensamientos negativos e incrementar los niveles de bienestar psicológico.
Adopta una actividad que te permita mantener la calma en situaciones detonantes
En la medida que vayas trabajando en controlar el hambre emocional, los episodios de este tipo, serán cada vez, menos. Una de las estrategias es ejecutar una acción que te ayude a mantener la calma para evitar acudir a la ingesta de comida cuando se detonen las situaciones emocionales. Escribir, dibujar, salir a caminar, escuchar música, bailar, hacer flexiones, colocar piezas a un rompecabezas, llamar a un amigo. Tu tarea será descubrir que te serviría para no ceder al impulso de comer y adoptar esa estrategia.
Sabes por qué necesitas apoyo psicológico para superar el hambre emocional. Es sencillo. Porque los especialistas de la salud mental están capacitados para ayudarte a superar el deseo impulsivo de comer por razones emocionales. Podrán ayudarte a identificar los elementos que detonan las alteraciones del ánimo y a desarrollar la capacidad para afrontar sentimientos y sensaciones. Es el camino correcto hacia una recuperación adecuada. Si crees que es el momento, pide una cita, los mejores profesionales, están a tu alcance.