Reprimir las emociones puede tener un precio muy grande para la salud. Estas son reacciones psicofisiológicas que puedes llegar a sentir en diversas situaciones. Corresponden a sensaciones y sentimientos adaptativos, ante momentos de peligro, pérdida, novedades especiales, entre otras. Independientemente de la cultura, nadie es inmune a la alegría, tristeza, miedo y rabia. Son emociones básicas y tienen un carácter biológico relevante. Contenerlas compromete varios aspectos de la integridad física y mental, desde el funcionamiento regular del sistema cardiovascular y la producción de cortisol.
La decisión de reprimir las emociones es personal. Es una capacidad inherente a la individualidad, que consiste en ignorar, invalidar y guardarse para sí mismo lo que se siente en un momento dado. Generalmente, se suelen contener las emociones displacenteras, para evitar mostrarse vulnerable ante los demás. Sin embargo, sean agradables o desagradables, activan ciertas áreas del cerebro, forman parte esencial de la comunicación verbal y no verbal. Además, constituyen motivos importantes que inciden en la conducta.
Reprimir las emociones: ¿por qué no son convenientes para la salud?
Las emociones tienen un impacto en la dimensión conductual-expresiva y en la experiencia afectiva, que tiene que ver con la dimensión cognitivo-subjetiva. Asimismo, estas estimulan la activación fisiológica o la dimensión fisiológica-adaptativa. Por ejemplo, las emociones negativas, producto de experiencias afectivas desagradables, tienen mayor efecto en la transición salud-enfermedad, sobre todo cuando algunos aspectos, como la intensidad y la frecuencia, inciden de modo determinante.
Cuando contienes las emociones de forma recurrente, luego de cierto tiempo, se pueden convertir en perturbaciones que afectan la salud mental y física. En cuanto a la primera, las consecuencias pueden desembocar en ansiedad o trastorno depresivo mayor. En el aspecto físico, estas tienen repercusión en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales y en el debilitamiento del sistema inmunológico. No obstante, el panorama se puede tornar bastante complejo si no se busca la ayuda profesional pertinente, en su debido momento. Revisemos algunas de las alteraciones básicas a la salud por reprimir emociones.
Desarrollo de conductas desadaptativas
Si sueles reprimir las emociones constantemente, estás en riesgo de desarrollar conductas desadaptativas. Esto significa que por intentar neutralizar lo que sientes, puede empeorar la situación al asumir estrategias de evitación como medicarse, recurrir al alcohol o las drogas. Asimismo, agudizar la rumia mental, que puede desembocar en la pérdida del contacto con la realidad, acciones agresivas, ansiedad, agotamiento físico-mental y distimia.
Reprimir las emociones produce cortisol alto
Al cortisol se le conoce como la «hormona del estrés». Cuando enfrentas situaciones difíciles, esta se produce en las glándulas suprarrenales ubicadas en la parte superior de cada riñón. Funciona como un neurotransmisor en el cerebro. Su incremento en el organismo, genera una alteración endocrina llamada “hipercortisolismo”. Al reprimir las emociones, el cortisol favorece el aumento de los patrones de pensamientos irracionales. Además, imposibilita conciliar el sueño, produce un envejecimiento prematuro de las células de la piel y acciona el síndrome de fatiga crónica y trastornos de la tiroides, entre muchas otras afecciones.
Daños al sistema gastrointestinal
Reprimir las emociones, influye en la digestión. El proceso de absorción de los alimentos se ve afectado debido a las consecuencias de esta acción. En este sentido, puedes experimentar inflamación de la mucosa intestinal, lo que desemboca en úlceras, colon irritable y colitis. En casos más leves, puedes llegar a sufrir indigestión.
Es importante recordar, que el estómago está vinculado al nervio vago. Este nervio es uno de los principales puntos emocionales del cuerpo. Esto revela el porqué el estómago es un órgano susceptible a los cambios de humor de las personas. La acumulación de sentimientos y el hecho de reprimirlos, puede causar vómitos, estreñimiento e hinchazón.
Cuál es la clave para cambiar esta conducta
Si eres una de esas personas que suele reprimir las emociones, es valioso que conozcas las consecuencias en la salud. Tanto el cuerpo como la mente, se resienten de manera significativa. Buscar ayuda profesional, es el primer paso para superar este patrón tan dañino. El especialista de la salud mental, te proveerá de las herramientas para aceptar y gestionar las emociones. Asimismo, el trabajo individual, a través de la meditación, es un gran paso para encaminarse hacia el bienestar pleno.
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